Promoviendo el Bienestar y la Inclusión desde la Empatía
No es ningún secreto que la pandemia dejó una huella importante en el tejido de la vida cotidiana de las personas en todo el mundo. La Organización Mundial de la Salud estimó un aumento del 25% en la prevalencia de las tasas de ansiedad y depresión a nivel global durante el primer año de contingencia.
Factores como la necesidad de apoyo emocional y económico, la preocupación por no contagiar a familiares y cambios en la situación laboral de las personas contribuyeron al aumento de afectaciones a la salud mental de la población. Esto, por supuesto, tuvo un impacto significativo en muchos aspectos de la vida de las personas, incluida la vida laboral.
En otro estudio global realizado por Gallup los datos muestran que durante la pandemia alrededor del 60% de las personas encuestadas reportaron sentirse emocionalmente separadas de sus trabajos y casi una quinta parte describió su trabajo como una experiencia miserable. Ese mismo estudio, reveló que Latinoamérica es la región del mundo con el mayor porcentaje de preocupación laboral entre colaboradores y la segunda en donde las personas reportaron no sentirse tratadas con respeto en sus lugares de trabajo.
Un mayor bienestar físico y mental
El impacto de todas estas estadísticas ha dado mayor visibilidad a la salud mental y la han convertido en un pilar importante de las estrategias de diversidad, equidad e inclusión en las organizaciones. Si bien, antes de la pandemia las afectaciones mentales solían pasar desapercibidas en el mundo laboral, desde hace tiempo estas ya afectaban la productividad y compromiso de las y los trabajadores.
Ahora, con efectos mucho más visibles y potenciados las organizaciones han empezado a replantear sus estrategias de bienestar para contrarrestar la situación y promover un balance de vida laboral y personal más saludable. De esta forma, es que prácticas como el trabajo remoto y los horarios flexibles, entre otras, se han popularizado. Pero, ¿por qué muchas organizaciones aun no superan estas dificultades? En nuestro trabajo y experiencia con muchos clientes hemos comprobado consistentemente que hay un elemento clave que no puede faltar en nuestros esfuerzos hacia un mayor bienestar físico y mental.
La simple existencia de programas de bienestar no garantizará los resultados que esperamos si no contamos con una cultura de empatía hacia las personas.
¿Cómo ser empáticos?
Un estudio realizado por la Sociedad para la Gestión de los Recursos Humanos (SHRM), reveló que 9 de cada 10 personas cree que la empatía es un ingrediente fundamental en la creación de una cultural organizacional saludable.
La empatía es la capacidad de reconocer, entender y compartir los pensamientos y sentimientos de otros. Esta habilidad nos permite experimentar el mundo desde otra perspectiva, lo cual enriquece nuestra capacidad de desarrollar conexiones profundas con otras personas.
Logramos cultivar ambientes empáticos cuando nos planteamos preguntas como:
- ¿Qué tanto acepto y tomo en cuenta la perspectiva de otras personas para resolver un problema?
- ¿Reconozco cuando algún colaborador experimenta burnout y me intereso en ayudarlo?
- ¿Conozco los intereses y necesidades particulares de las personas de mi equipo y les muestro mi apoyo?
- ¿Reconozco mis sesgos inconscientes y los gestiono para promover una cultura de empatía con las personas con las que trabajo?
A través de la empatía obtendremos un sinfín de beneficios para las organizaciones. Por ejemplo, según una encuesta de Catalyst, el 61% de las personas con líderes altamente empáticos reportan ser más innovadoras en el trabajo. También reveló que el 76% de las personas con este tipo de líderes reportan un alto nivel de compromiso y motivación.
Pero quizá el beneficio más importante que trae la empatía es el impacto positivo que tiene en la salud mental de las personas, sobre todo aquellas pertenecientes a grupos vulnerados. De acuerdo a la encuesta de Catalyst, las mujeres de color con líderes altamente empáticos reportaron menos niveles de agotamiento laboral que aquellas mujeres que no contaban con este tipo de líderes. Y el 50% de las personas en general con líderes empáticos reportaron sentirse más incluidas, lo cual impacto positivamente su salud mental.
El Ingrediente Secreto
Sin duda, es importante contar con programas de bienestar que promuevan un balance de vida saludable. Sin embargo, el mayor impacto se dará como resultado de una cultura en donde las personas se sientan realmente escuchadas, comprendidas y apoyadas. En donde el trabajo sea un lugar seguro, libre de estereotipos y en donde se promueva la confianza y la corresponsabilidad.
De nada sirve contar con programas de bienestar robustos si una persona en posición de liderazgo no es capaz de preguntarse a sí misma: “¿Si yo estuviera en la situación de mi colaborador, cómo me afectaría no poder disfrutar de este tipo de beneficio?”
La empatía es el ingrediente secreto que alimenta una cultura organizacional incluyente y respetuosa, en donde los líderes saben conectar con las necesidades particulares de cada persona y las toman cuenta. Cuando esto sucede creamos ambientes mucho más humanos, en donde el bienestar es un derecho equitativo con el que todos ganan.