Toda crisis tiene un antes, un hoy y un después. Debido a la aparición del Coronavirus el hoy se ha vuelto caótico y disruptivo para las organizaciones. Y en el futuro, algunas se mostrarán resilientes, pero otras encontrarán grandes dificultades en su proceso de recuperación.
En este camino, los líderes juegan un rol crucial y la forma en que direccionen sus acciones y las de sus equipos determinarán en gran medida el futuro de la organización una vez que la crisis comience a desvanecerse.
Como lo dijo Dee Hock, (fundador y CEO de Visa): "Es muy tarde ya y las cosas están muy mal para ser pesimistas y solamente preocuparse."
En otras palabras, no importa que tan bien o mal estén las cosas, debemos ocuparnos, actuar proactivamente y encontrar las oportunidades y fortalezas en nuestra organización para salir adelante.
Pero ¿qué significa esto? Las crisis son momentos de complejidad y cambio, que requieren tomar decisiones rápidas y resolver necesidades urgentes de forma decisiva. Pero a su vez, liderar una organización en la turbulencia significa guiar a las personas para obtener el mejor resultado posible a lo largo del proceso. Para esto, resulta imprescindible anticipar los obstáculos que pudieran presentarse después de la crisis y prepararse para ello.
Es común que los líderes tomen el camino de lo inmediato sobre el camino del futuro, restando foco a la labor de energizar, inspirar y empoderar a las personas aun frente a la incertidumbre y la inestabilidad.
Para catalizar el liderazgo en los momentos de dificultad, consideremos estos tres aspectos fundamentales:
Evolutivamente el cerebro humano está programado para reducir su enfoque ante una amenaza, lo que le dará la oportunidad de sobrevivir. Sin embargo, durante una crisis esto puede provocar que nuestro campo de visión se restrinja a un primer plano.
Como líder, es necesario retroceder intencionalmente, entender el contexto, las implicaciones e interconexiones de lo que se vive en el presente y su impacto en el negocio y la organización en el futuro.
A través de esto, lograremos desarrollar una visión amplia y holística de los desafíos y las oportunidades, lo que impulsará no solo que podamos gerenciar asertivamente las necesidades inmediatas sino obtener la información y herramientas para enfrentar cada etapa a lo largo de la crisis.
La clave está en mantener una visión de largo plazo y atrevernos a salir de nuestra área de confort operativa.
Durante las crisis aumentan los riesgos y la ambigüedad, y el miedo que esto provoca puede hacernos caer en el control excesivo al momento de tomar decisiones. Esto puede generar falta de agilidad y frustración en la organización.
Para invertir este escenario evaluemos:
Aunque parezca obvio las crisis son crisis porque afectan a las personas, y si bien recae en los líderes el mantener las métricas del negocio, es importante comprender que éstas son el resultado del esfuerzo coordinado de las personas que lo conforman.
En momentos de crisis, el rol más importante de un líder es unir a las personas, reconocer su esfuerzo y mantener la alineación hacia los objetivos colectivos.
Para esto, es necesario contar con una misión en común que:
El presente y el futuro caminan de la mano. Los líderes pueden marcar la diferencia para hacer a las organizaciones resilientes ante la adversidad del presente, y más allá de la crisis hacia un futuro que refleje el mejor resultado posible.
En Talentlab® nos apasiona diseñar y llevar a cabo estrategias para formar líderes humanos, que ante cualquier contexto guíen a las organizaciones con una mentalidad holística para lograr los mejores resultados a través de la gente. ¡Contáctanos!