En los últimos meses hemos observado que la fiebre por la agilidad sube acaloradamente. Escuchamos por todos lados, “necesitamos ser ágiles”, “si no eres ágil no sobrevivirás”, y al ir al fondo nos damos cuenta que la mayoría de las organizaciones no sabemos cómo vivir esta importante… mmm... ¿forma de trabajo?, ¿cultura?, ¿habilidad? En nuestro tiempo acompañando organizaciones, podemos decirte que la agilidad es todo eso y más.
Si tú eres de esos líderes o colaboradores que quiere empezar a ser ágil hoy, ¡Este espacio es para ti!
Empecemos por la base, ¿Qué es agilidad? Es la capacidad de responder rápida y deliberadamente a la incertidumbre y los cambios en los requerimientos del cliente (mercado) mientras controlamos el riesgo. Suena excelente cierto, poder ser tan cercano al cliente que mi respuesta sea oportuna, porque la agilidad no es sólo rapidez, sino maximizar el valor que damos.
Por McKinsey sabemos que 75% de más de 2,500 líderes encuestados, afirman que <la agilidad organizacional está entre las tres principales prioridades>. Sin embargo, menos del 10% reportan haber logrado una transformación hacia la agilidad; ¿menos del 10%?, ¡muy pocos lo logran!, ¿por qué? Su principal reto para lograr una transformación hacia la agilidad es transformar la cultura y la mentalidad organizacional.
Existen muchos mitos que obstaculizan la transformación hacia la agilidad, ¿has pensado o vivido alguno?
Hemos encontrado estos mitos y muchos más en diversas organizaciones que han realizado un importante esfuerzo por ser ágiles pero han fracasado. Hoy, estamos seguros que la agilidad es una forma de SER, es un pensar diferente que te llevará a un actuar diferente. ¿te gustaría comenzar? Hoy te daré algunos tips importantes para comenzar tu transformación inmediatamente.
Una palabra importantísima dentro de la definición de agilidad es <incertidumbre>. Seguro ya has leído, y más en tiempos de pandemia, que nuestro mundo enfrenta condiciones cambiantes e inciertas constantemente… y esto solo irá en aumento. Entonces, ¿cómo desarrollamos una mentalidad preparada para esto? Aquí 3 pasos que te ayudarán a lograrlo:
Que no tenemos todas las respuestas, que lo que nos hizo exitosos antes podría no ayudarnos ahora, que yo sólo tengo una visión limitada de las opciones, que los planes ya no podrán cubrir periodos tan largos, que algunas acciones podrían ser intentos sin éxito, ¿se te ocurren más? Es un momento de valorar muchas de nuestras habilidades, pero también de dejar ir algunas creencias que nos están limitando.
¿Qué es? Es tener la creencia de que las habilidades se pueden mejorar con el tiempo, y que no fui condicionado al nacer. Creer que cada día puedo ser mejor que ayer con esfuerzo, intención y dedicación.
Carol Dweck, profesora en la Universidad de Stanford, determinó que todos tenemos dos tipos de mentalidades: la fija y la de crecimiento. Aquellos con una mente fija, creen que se nace con una inteligencia imposible de cambiar, piensan: “A mi no se me da bien el inglés, yo no nací para eso”, por lo que se dan por vencidos muy pronto y creen que no son capaces de aprender
Otros, con una mentalidad de crecimiento, creen que su aprendizaje, habilidad e inteligencia pueden crecer con el tiempo y la experiencia. Cuando las personas creen que pueden llegar a ser más inteligentes, dan poder a su esfuerzo y dedican más tiempo al aprendizaje, lo que los lleva a logros mayores. Esto no significa que los recursos mentales serán ilimitados, el cerebro tiene una capacidad finita. Sin embargo, se ha comprobado que este cambio de creencias genera cambios profundos en nuestras conversaciones, nuestra visión de oportunidades y nuestra capacidad de aprendizaje.
¿Con cuál mentalidad te identificas? La realidad es que todos tenemos un poco de ambas mentalidades, seguro identificas algún desafío donde te atreviste a aprender, dedicaste tiempo y esfuerzo en desarrollarte y lograste ser diferente, pero también identificas algún reto donde te diste por vencido por creer que no podrías lograrlo. Carol nos invita a añadir una palabra mágica, <todavía>. Al pensar “no soy bueno, todavía”, tu cerebro comienza a buscar posibilidades para ayudarte a ser mejor.
Cuando desarrollas tu mentalidad de crecimiento varias cosas cambian en ti, tu equipo y tu organización:
No importa el rol que tengas en tu organización si quieres comenzar un cambio hoy, ¡inspira el cambio con tus acciones!. Organizaciones con Mentalidad de Crecimiento vivieron un importante incremento en el compromiso de sus colaboradores. De acuerdo al NeuroLeadership Institute, HP vió un 22% de incremento y una farmacéutica global un 14% cuando lo incorporaron a su cultura.
Nos parece complicado, y a veces imposible, lograr el cambio organizacional cuando somos cientos o miles, pero en Talentlab estamos convencidos de que un cambio organizacional es la suma de cambios personales. Comienza por ti y tu equipo con una mentalidad de crecimiento. Selecciona una acción clara e inmediata y estarás en el camino correcto para pensar y ser más ágil.