Independientemente del trabajo que realices, de lo único que puedes estar seguro es que estarás trabajando en equipo. Cuando los equipos trabajan bien, producen excelentes resultados y los líderes más exitosos tienden a ser los que pueden construir y motivar a los equipos para lograr objetivos comunes.
Como dice Lindred Greer (profesora de comportamiento organizacional en la Escuela de Negocios de Stanford):
Una de las señales más claras de un buen líder experimentado es la atención que presta a su gente y sus equipos, todo en una organización está determinado por la calidad de la dinámica del equipo, y la capacidad de liderar equipos de manera efectiva.
Greer realizó un estudio exhaustivo de los equipos exitosos y en el sitio web de Stanford compartió tres sugerencias para construir y mantener equipos efectivos:
En ocasiones los líderes de forma inconsciente, dificultan las interacciones del equipo. Por ejemplo, en las reuniones pueden tomar actitudes o hacer comentarios que reprimen la creatividad y el hablar abiertamente de lo que los demás piensan, lo que al final disminuye los resultados.
Para abordar este problema, podemos usar la "agilidad jerárquica" que básicamente es la capacidad de un equipo para flexibilizar su jerarquía a lo largo del día para que en ocasiones el grupo elija y otras siga la línea del líder.
Algunas ideas prácticas para incrementar la agilidad jerárquica son:
Las investigaciones demuestran que los equipos diversos son más exitosos, porque traen a la mesa diferentes habilidades, orígenes, estilos de trabajo y puntos de vista; logrando complementarse y llegar más lejos que los otros equipos. Reflexiona sobre la composición de tus equipos y de forma premeditada construye un equipo complementario.
Imagínate reunir optimistas y pesimistas; a los que toman riesgos con los que evitan los riesgos; a los que privilegian el proceso, pero también a los que privilegian las ideas y hacer cosas distintas.
El secreto es diseñar un equipo con actitudes y fortalezas complementarias pero distintas, al mismo tiempo que estableces objetivos comunes, las responsabilidades de cada miembro del equipo y reglas básicas que establezcan puntos de referencia sobre cómo trabajar en conjunto.
Las dificultades siempre van a existir pero la forma en la que las atacamos es lo que definirá en gran medida su resolución. Si no detectamos y solucionamos los problemas a medida que van surgiendo, los problemas pequeños se vuelven más grandes y pueden afectar la dinámica del equipo.
En los equipos, las interacciones son de suma importancia y la falla en ellas puede causar problemas serios. Por esto, en TalentLab® regularmente aplicamos nuestra evaluación de estilos de interacción y en talleres ayudamos a los equipos a identificar cómo prefiere cada miembro que se le aborde, se le motive, su estilo de trabajo y comunicación, etcétera. Esto ha ayudado enormemente al funcionamiento de varios equipos.
Muchas veces los conflictos aparentemente triviales entre los miembros del equipo podrían señalar problemas más serios, por ejemplo: si alguien cree no tiene las responsabilidades adecuadas, puede expresar su frustración de otras formas afectando las interacciones. Para abordar esto, interrumpe el problema en cuestión y resuelve el problema de fondo primero.
Presta atención a los pequeños detalles al momento de interactuar, como el lenguaje no verbal, donde se sientan en las reuniones y cómo esto afecta la conversación, o cómo sus respuestas a las ideas influyen en si x persona habla, etcétera.
Estos 3 consejos son muy útiles, sólo agregaría otro consejo: Aumentar la cohesión social, haciendo que los equipos interactúen más, sobretodo informalmente. Los equipos que se conocen mejor trabajan mejor, se sienten parte de algo, mejoran la comunicación y la confianza.
En Talentlab® podemos ayudarte a potenciar los resultados que esperas a través de equipos de trabajo fuertes y unidos, donde los talentos se complementen y los mecanismos de comunicación sean su principal habilitador. ¡escríbenos!