En un mundo en transformación, no cabe duda que la inteligencia artificial y la automatización de procesos ha ido ganando terreno. Hoy, varias de las actividades para las cuales existía la interacción con otra persona han sido reemplazadas por la Inteligencia Artificial (IA); tal es el caso de los chatbots y las contestadoras automáticas, entre otros. No obstante, existen aspectos donde la automatización todavía no ha sustituído a la interacción humana, particularmente en la capacidad que tenemos los seres humanos para entablar una relación y conectar con el otro.
La naturaleza de estas relaciones humanas definen el clima de nuestro entorno de trabajo e influyen de manera directa en nuestra motivación y desempeño. En este sentido, las organizaciones y sus líderes continúan teniendo un rol clave para fomentar interacciones positivas en los equipos de trabajo y maximizar su impacto en la cultura y los resultados. Pero, ¿cómo lograrlo?.
A finales de 2019, un estudio hecho por la empresa Capgemini, encontró que más del 75% de los directivos entrevistados, consideraba que los colaboradores deben desarrollar competencias de Inteligencia Emocional dado que tendrán que adaptarse a más funciones relacionadas con el trato personal y del cliente.
Existen múltiples definiciones sin embargo la mayoría se refiere al reconocer y entender las emociones propias y de los demás, y tener la habilidad de usar ese entendimiento apropiadamente.
Ser líder va más allá de tener la responsabilidad de un equipo, de acuerdo a John Maxwell, “El liderazgo es una elección que haces más que un puesto en la estructura de la organización”. Todos tenemos la oportunidad de ser líderes y de impactar a aquellos que nos rodean.
El aceptar la responsabilidad de ser un líder debe llevarnos a aceptar la responsabilidad por ser esa figura que inspira, que influencia, que transmite su visión de tal forma que logra que su equipo o aquellas personas que le rodean compartan la misma visión y logren sus objetivos como resultado no de la cooperación, sino de la colaboración.
Para buscar ser un líder que inspira es necesario iniciar un viaje de aprendizaje en dos sentidos, un viaje hacia el interior de uno mismo y un viaje donde se aprende con y a través de los demás. En ese viaje interior y según una publicación del Emotional Intelligence Training Company Inc., existen tres elementos claves a desarrollar: la valentía, la vulnerabilidad y la resiliencia.
Estos tres conceptos clave se pueden reforzar a partir del entendimiento y reconocimiento de las emociones propias y de los demás. Existen diferentes emociones y es necesario comprender que las emociones no son ni buenas ni malas, simplemente son. Cuando somos expuestos a un estímulo, nuestro cerebro reacciona teniendo como prioridad nuestra supervivencia y catalogando de manera casi inmediata una situación como familiar o como un peligro o amenaza. Las emociones tienen una función adaptativa, nos permiten reaccionar frente a situaciones desconocidas y además hacen que nuestro recuerdo tome fuerza y no se pierda, así cuando nos enfrentamos a una situación igual o parecida tenemos memoria de como sí o como no debemos actuar.
El cómo interpretamos una determinada situación puede variar de persona a persona y es aquí donde el rol del líder entra en acción ya que a partir de este entendimiento se puede concluir que lo que para una persona resulta amenazante, divertido, frustrante, puede ser interpretado de diferente manera para alguien más.
La manera en la que interpretamos una situación está íntimamente relacionada con nuestra reacción a ese estímulo. Por lo tanto, si nos detenemos a cuestionar y reflexionar sobre una determinada realidad podemos cambiar y auto regular la reacción que tenemos frente a la misma. Angela Duckworth, reconocida psicóloga e investigadora conductual, menciona en un artículo publicado en agosto de este año que las emociones no se derivan de los pensamientos de la situación, sino de cómo interpretamos esa situación. Al tomarnos unos minutos para reflexionar cuáles son los pensamientos detrás de la emoción que sentimos, podemos desafiar a nuestra mente a buscar otras maneras de interpretar la situación.
El mundo VICA (Volátil, Incierto, Complejo, Ambigüo) en el que vivimos presenta al líder de hoy el desafío de reinventarse a partir de la identificación de su rol y del valor agregado que puede dar a su entorno. Emprender ese viaje hacia el interior desarrollando la valentía, vulnerabilidad y resiliencia sumado a la habilidad de entender y auto regular sus emociones, permitirá no sólo el propio desarrollo, sino el de su equipo.