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Feedback: El Regalo No Dado en el Lugar de Trabajo

Ahora que en muchas organizaciones están por comenzar las revisiones de desempeño de mitad de año, hablemos claro: el feedback es un regalo no dado con la frecuencia que debería.

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Francesca Gino y sus colegas han desenredado una verdad incómoda en el ámbito laboral: los empleados anhelan saber "¿cómo lo estoy haciendo?" pero sus jefes, aferrados a su incomodidad, no sueltan palabra.

Imagínate que estás hablando con una mujer que tiene una mancha roja en la nariz, todo mundo la nota pero no le han dicho nada... tú ¿le dirías? 

Un estudio reveló que de 212 personas, solo 4 tenían la disposición de mencionar tal descuido. Sorprendente, ¿verdad?

La razón detrás de este silencio no es más que una subestimación del deseo ajeno por recibir retroalimentación. Esta brecha en la comunicación se extiende a las oficinas: los colaboradores quieren feedback, en especial el constructivo, pero los gerentes titubean.

Una encuesta de Gallup mostró que solo el 26% de los empleados cree firmemente que el feedback que reciben mejora su trabajo. Yo hice una encuesta similar... Pregunté en una encuesta en Linkedin y sólo 42% reportó que el feedback que ha recibido de su jefe en el último año realmente le ha servido y ha mejorado su trabajo gracias a ese feedback. 

Y no es por falta de consciencia de su importancia... otra encuesta a 12000 personas alrededor del mundo resaltó que el feedback franco es una de las 3 cosas más esenciales para el desarrollo profesional, pero sólo el 5% reportó que lo recibía por parte de su jefe.

¿Qué nos detiene?

En un intento por comprender esto, los investigadores desarrollaron una serie de situaciones en las cuales la retroalimentación podría ayudar, los escenarios experimentales van desde la típica mancha en la camisa hasta problemas más serios como interrumpir a colegas o enviar correos descorteses.

Los participantes consistentemente valoraron más el recibir comentarios cuando se imaginaban como receptores que como dadores. Y mientras más grave el asunto, mayor era su valor.

Imagina una escala del 1 al 10: ¿Cuánto valoras un comentario que te haga crecer? Ahora piensa, ¿qué número le asignarías a la importancia que le das a ofrecer ese mismo consejo a otro? 

La respuesta común es un juego de espejos: valoramos más el feedback cuando somos quienes lo recibimos. Y aquí viene el giro: cuanto más delicado es el tema, más nos cuesta admitir que también nosotros queremos ese feedback.

Abi-Esber, de Harvard Business School, lanza la siguiente verdad: "Nos concentramos tanto en el posible malestar de dar feedback que olvidamos su valor real para quien lo recibe". Y, ¿sabes qué? Aunque nos lata el corazón mas rápido de lo que quisiéramos, en el fondo deseamos esos comentarios que nos hacen avanzar.

El equipo de investigación subió la apuesta al máximo: juntó a parejas y amigos en un laboratorio para hablar de temas espinosos, temas que realmente los ponían incómodos. Los augurios por parte de los participantes eran bastante malos, pero al final la sorpresa fue que el temido intercambio se convirtió en una charla constructiva.

Incluso bañados en el sudor frío de la anticipación, los participantes terminaron agradeciendo ese feedback que tanto temían dar y recibir. Como casi siempre pasa, las cosas sucedieron mucho mejor de lo que esperaban con sus lentes de preocupación.

Esta es la moraleja en nuestro entorno de trabajo: la retroalimentación es una moneda de cambio valiosa para la mejora personal y colectiva 

¿Estamos listos para participar en este intercambio de oro? ¿cómo cruzamos este puente? 

Más allá de las técnicas para darlo, los investigadores sugieren una técnica simple: ponernos en los zapatos del otro. Al hacerlo, los dadores de feedback son más propensos a reconocer el valor de sus palabras.

Así que la próxima vez que vaciles en ofrecer tu opinión, recuerda aquel momento en el que un comentario oportuno te habría sido una gran diferencia.

La mayoría de las veces, el otro lado anhela escucharlo más de lo que crees. 

Hay pocos regalos más grandes que una persona pueda dar a otra que mostrarles que estás prestando atención a lo que están haciendo y ayudarles a hacerlo con más éxito.

¿Qué esperas para dar ese regalo?

Si quieres hacer del feedback un hábito en tu organización y usar las mejores herramientas para hacerlo, escríbenos, con gusto te ayudamos en Talentlab Group.