El gran dilema del regreso
Uno de los grandes retos que observamos actualmente en las organizaciones son las dinámicas del "regreso a la oficina". Desde hace algunos meses, las empresas han definido sus estrategias y políticas de regreso. ¿Cuántos días estamos presenciales? ¿cuántos días se trabaja desde distancia? Y lo que encontramos es una gran diversidad de opciones y mecanismos marcados por el estilo de cada organización, pero una constante general.
Tal y como nos lo muestra nuestra Benchmark de Flexibilidad de noviembre de 2021, el 80% de las organizaciones ha planteado su regreso en un esquema híbrido. En complemento a esto, un estudio de WeWork del año 2021 reveló que el 95% de los colaboradores quiere decidir cómo, cuándo y dónde trabajar.
Las estrategias de regreso a la oficina y el deseo de los colaboradores pueden estar ubicadas en orillas cercanas o muy distantes. El reto de acercarlas para obtener un balance positivo es inmenso y requiere de una reflexión profunda al interior de las empresas y una consciencia clara de cuál es la cultura que deseamos construir en este mundo híbrido.
Actualmente, observamos en las compañías cómo esa distancia o cercanía está impactando los niveles de compromiso de los colaboradores, generando incrementos en los niveles de rotación y movilidad laboral, afectando la agilidad con la que responden los negocios a las necesidades del mercado, así como la productividad.
¿Y qué podemos hacer como organización para acercar estas dos orillas?
La constante que observamos como primer paso en las empresas que están siendo exitosas bajo nuevos modelos de trabajo, es la definición clara y explícita del propósito y los beneficios que vivirán los colaboradores en la presencialidad o virtualidad.
Definir el gran por qué de ese esquema, así como el significado que tiene para los diferentes grupos de colaboradores es el punto de partida que articula todo un proceso de adopción del cambio y aprendizaje.
Pero, una vez que logramos el entendimiento y deseo colectivo, para lograr un cambio sostenible necesitamos ir más allá. Y a pesar de que no existe una receta, te comparto algunos elementos clave de lo que hemos visto que funciona y que definitivamente debes tomar en cuenta.
¿Qué tenemos que empezar hacer?
¿Y qué pasa si lo hacemos bien? ¿Cuáles son los beneficios que nos esperan si gestionamos cuidadosamente la evolución a una cultura híbrida?
El cambio es un constante y la cultura permite a la organización acelerar o frenar la adaptación y capitalización de esos cambios que estamos viviendo. ¿Cómo lo está haciendo tu organización? ¡Cuéntanos, nos encantará escucharte!