En el mundo laboral de hoy los colaboradores están demandando mucho más de las organizaciones. Desarrollar una agenda de Diversidad, Equidad e Inclusión, no es la excepción.
Si las empresas están interesadas en atraer y retener al mejor talento, deberán diseñar e implementar estrategias que estén más alineadas a atributos individuales, para así ayudar al colaborador a maximizar su contribución, satisfacción laboral y asegurar su permanencia.
Pero, probablemente las políticas empresariales hoy en día no están diseñadas para las nuevas demandas de los trabajadores. Un estudio de la “GWI Work en 17 mercados confirma que es probable que el 32% de los profesionales busque un nuevo trabajo en los próximos seis meses”
Entonces, la pregunta sería ¿qué pueden hacer las organizaciones para aumentar el sentido de pertenencia de su talento ?
HubSpot demostró en una investigación reciente que los colaboradores con un fuerte sentido de pertenencia hacia su organización, tienen 56% mejor desempeño; 50% menos rotación y 167% más probabilidades de recomendar a su organización como un gran lugar para trabajar.
Sin embargo, para sentir que pertenecemos necesitamos ser incluidos; formar parte de una cultura en donde lo que cada persona es, sabe y puede aportar, sea aprovechado al máximo. Vivir en un entorno en donde los valores, creencias y visión organizacional coincidan con nuestro propósito personal.
La mejor forma de comenzar a generar transformaciones profundas y perdurables en el tiempo, es a través del reconocimiento de nuestros propios sesgos. Estos están mediados por el contexto socioeconómico, nuestras creencias, pautas de crianza, país de origen, entre otros aspectos que limitan nuestra forma de pensar y ver el mundo. Una vez que empaticemos con estos temas, podremos dar paso a la construcción de ambientes y/o espacios de trabajo incluyentes.
Los espacios incluyentes, impulsan el desarrollo de ideas creativas y ambientes seguros para la innovación. Son el escenario propicio para valorar las perspectivas de los colaboradores según su etapa de vida, experiencia académica y laboral, vida familiar y salud.
Pero la única manera de vivir un entorno inclusivo de manera perdurable es a través de cambios culturales apoyados por todos los miembros de la organización. Generando experiencias diferentes en cada momento a lo largo del ciclo de vida de los colaboradores. Momentos memorables, como el primer día que llegamos a nuestro lugar de trabajo y nos dieron una calurosa bienvenida, esto sin duda generó en nosotros emociones positivas que impactaron nuestra motivación y de inmediato nos hizo sentir parte de algo.
Cuando las personas prosperan, los negocios también. En un ambiente inclusivo, las personas se sienten escuchadas, respetadas y apoyadas. Seamos creadores de experiencias que promuevan la conexión social, la inclusión y el sentido de pertenencia.